Vaso precipitado características
El vaso precipitado es un recipiente común, pero esencial para muchos procesos en el laboratorio. Su versatilidad lo convierte en un elemento esencial en cualquier laboratorio. Su limpieza y mantenimiento adecuados aseguran su durabilidad. Aunque existen de diferentes materiales, el vidrio borosilicato es el más común por su resistencia.
Su principal función es contener y mezclar sustancias de manera segura.
Generalmente posee un pico vertedor para facilitar el trasvase de líquidos. Su función principal es contener y mezclar sustancias, aunque no se recomienda para mediciones precisas. Su material, generalmente vidrio, es resistente a la mayoría de los productos químicos. Su uso se extiende desde la preparación de soluciones hasta el calentamiento de muestras.
Su forma cilíndrica y fondo plano proporcionan estabilidad en la mesa de trabajo. La graduación impresa en su exterior es solo una guía aproximada, no una medición precisa. Es importante manipularlo con cuidado para evitar roturas.
Su versatilidad lo convierte en una herramienta indispensable para químicos y biólogos. Su amplia abertura permite la inserción de varillas agitadoras y otros instrumentos. Los vasos precipitados son diseñados para resistir cambios de temperatura, especialmente los de vidrio borosilicato.
Su pico vertedor minimiza el derrame de líquidos al trasvasarlos. Su forma cilíndrica facilita la agitación de líquidos con una varilla. Se utiliza para calentar líquidos, realizar disoluciones o simplemente como recipiente temporal. Su resistencia al calor permite calentamientos controlados con precaución.
Es vital limpiarlo a fondo después de cada uso para evitar contaminaciones cruzadas. Los vasos precipitados de vidrio son transparentes, lo que permite observar el contenido. Aunque su graduación es solo orientativa, es útil para tener una idea aproximada del volumen.