Protocolos generales y específicos unidad hospitalizacion
La participación activa del paciente en su cuidado es fundamental. Se registra la administración en la historia clínica. El lavado de manos con agua y jabón o gel hidroalcohólico reduce la transmisión de patógenos. Se administra la dosis correcta por la vía adecuada.
La higiene de manos es un pilar fundamental de la prevención de infecciones. Se fomenta un ambiente de colaboración y respeto. Ante un evento adverso, se activa el protocolo de respuesta inmediata. El manejo de residuos sanitarios sigue un protocolo específico.
Se verifica la compatibilidad sanguínea y se identifica correctamente al paciente. El manejo del dolor es un protocolo prioritario en la unidad. Se siguen las pautas del soporte vital avanzado. Se monitoriza la respuesta al tratamiento y se ajusta si es necesario.
El uso correcto de equipos de protección individual también es obligatorio.
Se evalúa la intensidad del dolor con escalas validadas. Se utilizan dispositivos de asistencia para prevenir caídas y lesiones. La preparación de la habitación para un nuevo ingreso es un protocolo clave. Se utilizan contenedores adecuados para cada tipo de residuo.
El protocolo de transfusión sanguínea se sigue con rigor. Comienzan con la identificación precisa y la evaluación inicial exhaustiva. Se resuelven dudas y se ofrece apoyo para la transición al hogar. La notificación y el análisis del evento son cruciales para prevenir futuras ocurrencias.
Se verifica el correcto funcionamiento de los equipos médicos.